
Estás a mitad de la clase, en calidad de zombie. El profe (o la miss) haaaabla y haaaabla. De repente te cuentan el chiste más bobo del mundo ("No pasen por los topes... y los topes no fueron a la fiesta"). Es inevitable: te ríes.
Para "solucionarlo", empeoras las cosas: empiezas quesque a toser ("cof, jojojo, cof, ptfff") para que no se note. Sí, tú, cómo no: el profesor ("La Traganalgas, "Corazonzote", "La aeromosa", "La Sapo", a elegir tu favorito) se acerca con mirada de te-voy-a-matar-por-sabotear-mi-clase:
--"A ver, Apanco. ¿Por qué no nos cuenta lo que le parece tan divertido? Así nos reímos todos"
Uta. Sólo hay 3 posibles salidas:
Para "solucionarlo", empeoras las cosas: empiezas quesque a toser ("cof, jojojo, cof, ptfff") para que no se note. Sí, tú, cómo no: el profesor ("La Traganalgas, "Corazonzote", "La aeromosa", "La Sapo", a elegir tu favorito) se acerca con mirada de te-voy-a-matar-por-sabotear-mi-clase:
--"A ver, Apanco. ¿Por qué no nos cuenta lo que le parece tan divertido? Así nos reímos todos"
Uta. Sólo hay 3 posibles salidas:
- A la Lisa Simpson: "Jejeje, es que me conté un chiste que no me sabía"
- A lo wey: "No, pus es que fíjese que estábamos comentando algo de la clase y le entendí mal y entonces pues me causó gracia y..."
- Con efectos secundarios: Te sigues riendo en su jeta. ¿Consecuencia? El profe se emputa más y te saca del salón.
En la mayoría de los casos, si soy honesto, di la respuesta a lo wey. No me quedaba de otra. En primaria y secundaria sufría de ataques de risa. De hecho, eran TAN fuertes esos ataques que en casa me tenía que encerrar en el baño pa' no seguir riéndome. Claro, en la escuela no podía salir a reírme al baño cada clase: hubieran sospechado de un problema de incontinencia en mi personita.
La verdad, me río de todo. Ahora me controlo mucho más, pero los ataques me dan lo mismo en la iglesia que rezando el rosario que en una conferencia que con el doctor. Eso sí, tengo dos motivos favoritos para reír:
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La verdad, me río de todo. Ahora me controlo mucho más, pero los ataques me dan lo mismo en la iglesia que rezando el rosario que en una conferencia que con el doctor. Eso sí, tengo dos motivos favoritos para reír:
- Un MAL chiste.
- Que alguien se caiga. Claro, cuando YO me caigo me empiezo a reir como pendejo ("jojojo, AY, qué madrazo me di, jojojo") porque lo que más me duele es mi orgullo.
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Hey! Muchas gracias por visitar mi Blog, en cualquier momento esperaba que pasara la clásica rueda de paja como en los Westerns... Por cierto... en mi época de "estudiante", yo aplicaba - mas por instinto que elección- tú opción de consecuencias... siempre me sacaban del salón... Menos una vez que la maestra se puso a llorar porque pensaba que me burlaba de ella... Al otro día le lleve una caja de chocolates y el asunto quedo arreglado:D
ResponderEliminarEspero que siguas visitando mi Blog, seguro yo hare lo mismo con el tuyo...
Me encanto, es la verdad, pero dejame y te digo que se de dos ocasiones más donde no pudiste contener tu buena carjada, no recuerdad? ok.
ResponderEliminar1.Cuando en un curso de inducción vimos a cierta profesora (con caracteristicas muy peculiares) que llevaba cuanta bolsita de chicharrones podia.
2.Cuando accidentalmete (es neta, no fue al proposito) te invite a mi oficina, pero en lugar de decirlo asi te dije que te invitaba a mi cuarto.
jajaja... recuerdas?
Tu amiga Mine
¡¡Mine!! ¡Cómo no me voy a acordar! Es de las veces que MÁS me he reido en mi vida. "Te invito a mi recámara, jajajajaj" Lo dijiste tan... natural, jajajajajaja.
ResponderEliminar¡Saludos y abrazos! ¡Bienvenida a "El asunto jala así"