"Les pido que por favor apaguen sus celulares" es una instrucción cotidiana de cualquier profesor frente a grupo. En mi caso, la digo normalmente sólo en una ocasión: el primer día de clases, cuando se establecen las reglas del juego (sí se puede participar, sí se bale detectar herrores en lo que escrivo. No se puede comer ni usar celulares).
Pero en esta ocasión me tocó estar del ooootro lado. Resulta que todos los sábados estoy tomando un diplomado (bastante bueno, por cierto) de actualización periodística.
Escena del crímen:
Contexto físico: aula magna que la gira de salón de clases, 50 alumnos, todos editores o reporteros de distintos medios
Tema del día: Opinión pública y sociedad civil
Contexto histórico: no he participado en ninguna clase. Cero. Nada. Como estudiante era (y, por lo que veo, sigo siendo) de los ñoños que participaba sólo en algunas materias, pero que se reivindicaba con gloriosos trabajos escritos. Pero ahora no participo por otra razón: tengo un conocimiento más bien superficial de los temas que hemos visto [derecho internacional, sistema político mexicano, reforma del estado] en comparación con muchos colegas que van.
Contexto psicológico: Uno, me han gustado los temas que hemos visto. Dos, siento que aprendo. Y tres, pongo atención.
Pero tengo un problema: soy hiper-vinculativo (acabo de inventar en este momento el término). Me explico: en cuanto dicen algo que me llama la atención, lo relaciono con otro tema y hago una nota mental (que ahora traduzco en pendientes en la agenda del celular).
Pero este sábado, esa "cualidad" hiper-vinculativa me dio en la madre.
El asunto jala así: 10 am. El profesor está explicando algo que tiene qué ver con los medios de comunicación. Dice la palabra "Radio" y yo, cual Dug (El perro "ardilla", de Up) pienso en el término (lo hago en secuencia). Todo sucede, del inciso 1 al 6, en cinco segundos:
Ese es mi último pensamiento lindo. Ahora tengo una epifanía: presiento que ocurrirá una tragedia. No traigo audífonos. ¿El celular tendrá muy alto el volúmen? Y sucede lo inevitable:
Y a tooooodo volumen.
Me pongo nervioso. El profesor voltea a verme. Escucho muchos "Ssssshhhhhhhhh" de molestia y desaprobación. Me pongo MÁS nervioso. No sé cómo apagarlo. ¡La canción sigue y sigue y sigue, hasta terminar! "Digital 99, ¡sólo éxitos!" ¡¡¡¿PUTAMADREQUÉHAGOOOOO?!!!
a) ¿Aviento el celular por la ventana? (¡Fuck! Las ventanas están cerradas!)
b) ¿Lo piso hasta que ya no funcione? (Nel, implica comprarme otro)
c) ¿Le pido al profesor que lo apague? (¿Y mi nieve?)
d) ¿Me salgo del salón?
En tres pasos, llego afuera.
Aún no sé cómo apagarlo. Sigo caminando. Total que llego hasta el baño y ahí SIGUE HABLANDO EL PUTO CELULAR.
Por fin puedo.
¿Y ahora?
¿Y AHORA?
¿Regreso a clase? ¡Nel, que! Siento que todos me verán con miradas de desaprobación y desprecio ("Jajaja, mira, el del tonito de Fanny Lu") Tres minutos después, tomo aire y regreso. Con la cabeza en alto: "Sereno y vertical", diría Sergio.
Sigue la exposición del profesor. Pide que cada quién lea una slide de su presentación. Cuando me toca, me pongo nervioso; siento que todos me voltean a ver. Pero no [y leo muy bien en voz alta, la verdad].
Receso. Le cuento a Claudia Cerezo y a Daniela, de la editorial, lo sucedido (ambas habían salido a hacer llamadas telefónicas). Coincidimos con algo. Ahora seré conocido como:
"Ah, mira, el del tonito en su celular de Fanny Lu".
Pero en esta ocasión me tocó estar del ooootro lado. Resulta que todos los sábados estoy tomando un diplomado (bastante bueno, por cierto) de actualización periodística.
Escena del crímen:
Contexto físico: aula magna que la gira de salón de clases, 50 alumnos, todos editores o reporteros de distintos medios
Tema del día: Opinión pública y sociedad civil
Contexto histórico: no he participado en ninguna clase. Cero. Nada. Como estudiante era (y, por lo que veo, sigo siendo) de los ñoños que participaba sólo en algunas materias, pero que se reivindicaba con gloriosos trabajos escritos. Pero ahora no participo por otra razón: tengo un conocimiento más bien superficial de los temas que hemos visto [derecho internacional, sistema político mexicano, reforma del estado] en comparación con muchos colegas que van.
Contexto psicológico: Uno, me han gustado los temas que hemos visto. Dos, siento que aprendo. Y tres, pongo atención.
Pero tengo un problema: soy hiper-vinculativo (acabo de inventar en este momento el término). Me explico: en cuanto dicen algo que me llama la atención, lo relaciono con otro tema y hago una nota mental (que ahora traduzco en pendientes en la agenda del celular).
Pero este sábado, esa "cualidad" hiper-vinculativa me dio en la madre.
El asunto jala así: 10 am. El profesor está explicando algo que tiene qué ver con los medios de comunicación. Dice la palabra "Radio" y yo, cual Dug (El perro "ardilla", de Up) pienso en el término (lo hago en secuencia). Todo sucede, del inciso 1 al 6, en cinco segundos:
- "¡Radio!"
- "¿Mi celular tiene radio?" (volteo a verlo)
- "¡Yeah! ¡Sí tiene radio! ¿Cómo funcionará?"
- "¡Ah, vienen las estaciones!"
- ¡99.3! ¡Digital 99!
- "Oh, oh..."
Ese es mi último pensamiento lindo. Ahora tengo una epifanía: presiento que ocurrirá una tragedia. No traigo audífonos. ¿El celular tendrá muy alto el volúmen? Y sucede lo inevitable:
"Quiero que tu sepas
Que tú no eres para mí
Que tú no eres para mí
Siempre supe, pero no hice caso"
Que tú no eres para mí
Que tú no eres para mí
Siempre supe, pero no hice caso"
Y a tooooodo volumen.
Me pongo nervioso. El profesor voltea a verme. Escucho muchos "Ssssshhhhhhhhh" de molestia y desaprobación. Me pongo MÁS nervioso. No sé cómo apagarlo. ¡La canción sigue y sigue y sigue, hasta terminar! "Digital 99, ¡sólo éxitos!" ¡¡¡¿PUTAMADREQUÉHAGOOOOO?!!!
a) ¿Aviento el celular por la ventana? (¡Fuck! Las ventanas están cerradas!)
b) ¿Lo piso hasta que ya no funcione? (Nel, implica comprarme otro)
c) ¿Le pido al profesor que lo apague? (¿Y mi nieve?)
d) ¿Me salgo del salón?
En tres pasos, llego afuera.
Aún no sé cómo apagarlo. Sigo caminando. Total que llego hasta el baño y ahí SIGUE HABLANDO EL PUTO CELULAR.
Por fin puedo.
¿Y ahora?
¿Y AHORA?
¿Regreso a clase? ¡Nel, que! Siento que todos me verán con miradas de desaprobación y desprecio ("Jajaja, mira, el del tonito de Fanny Lu") Tres minutos después, tomo aire y regreso. Con la cabeza en alto: "Sereno y vertical", diría Sergio.
Sigue la exposición del profesor. Pide que cada quién lea una slide de su presentación. Cuando me toca, me pongo nervioso; siento que todos me voltean a ver. Pero no [y leo muy bien en voz alta, la verdad].
Receso. Le cuento a Claudia Cerezo y a Daniela, de la editorial, lo sucedido (ambas habían salido a hacer llamadas telefónicas). Coincidimos con algo. Ahora seré conocido como:
"Ah, mira, el del tonito en su celular de Fanny Lu".
"No se puede comer ni usar celulares" jaja no me preocuparía mucho por la primera prof, todavía no existen los celulares comestibles
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJA. ¡¡Numaaaa!! ¿En qué estaba pensando cuando escribí eso? (Respuesta: en Fanny Lu)
ResponderEliminarhahaha ia ve prof el carma el carma por ponerse a cantarme el primer dia de clases tu no eres para mi (8) hahaha lo bueno es que los queridos pajaritos del tercer piso ya le quitaron su atención un buen rato... Saludos
ResponderEliminarTe quiero porque escribes re-bonito y siempre me haces muy feliz con tus entradas sin relevancia.
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