jueves, 1 de abril de 2010

Este fin de semana, después de seis meses de retraso, ¡por fin! se estrena Donde viven los monstruos, basada en el libro homónimo, un clásico de la literatura infantil.
Escrito e ilustrado por Maurice Sendak el libro -el cual tengo y fue un regalo muy especial- es hermosísimo: consta de pocas oraciones, y estas oraciones nunca rebasan las diez palabras.

En mi afán por alcanzar la fama de una u otra forma, propongo aquí una variedad:

"Cuentos que ya existen, pero finamente ilustrados por los alumnos del H. (entiéndase honorable) profesor Edgar Apanco".

El ejercicio piloto -que pongo aquí a su consideración- es una leyenda China:

Chang-fu-yen y el juez sabio

Hace mucho tiempo vivía en China un hombre muy pobre. Se llamaba Chang fu-yen.
Un día se le ocurrió sembrar ajos en su terreno.
(de acuerdo con Ceci, Eli y Camila, la idea de
"muy pobre" no se asocia con "mal alimentado")


Los ajos crecieron. Pensó que alcanzarían un precio muy alto.
Chang fu-yen construyó una choza en medio de su campo. Él se quedaba allí para cuidar sus ajos(esta es LA choza... y los ajos creciendo cual jitomates) (Sharon y Watty)


El día que los iba a cosechar, se sorprendió. ¡Sus ajos habían desaparecido!
(otro aspecto de la choza)

Entonces bajó a la ciudad de Pekín. Quería ver al Juez Sabio. Él lo ayudara a encontrar al ladrón.
El juez le dijo que tal vez había sido su choza.
Chang fu-yen no podía creer tal cosa.
El juez le pidió que llevara su choza al juzgado.

(la choza con un inexplicable sol sonriente,
de acuerdo con Paola, Teté y Mariana)


La choza no respondía preguntas. Los policías la golpearon hasta destruirla.
La gente que acudió al juicio reía mucho.
(nótese: en China, juez con peluca europea)
Por Norman, Diego y Daniel

El juez puso una multa a la gente por reir. Les pidió un kilo de ajo a cada persona.
El juez entregó todos los ajos recaudados a Chang.

Los ajos provenían de tres mercaderes. Ellos fueron encarcelados como sospechosos.

El juez sabo dijo a Chang: "Para estos casos siempre cuento con una ayuda especial.
Esa ayuda es del dios de la verdad. El dios marcaría en la espalda a los culpables.
El juez dejó juntos a los mercaderes y al dios. Los encerró en una celda, por una noche.
(el dios de la verdad, por Estévez, Julio y House -de hecho-: sí es intimidante)

A la mañana siguiente, Chang y el juez regresaron.
Uno de los mercaderes estaba marcado. El juez sabio dijo: "Se pegó a la pared para estar lejos del Dios".
El culpable fue enviado a la cárcel.
(toma desde una cámara de seguridad: el ladrón hurtando ajos)

Chang recibió todo el ajo de ese mercader. Se volvió rico.

6 comentarios:

  1. ¡Que tal!
    Me parece una leyenda muy interesante y por cierto estoy tratando de encontrar el libro o un libro en donde vengan los detalles, es decir, la historia original, no se si sepas de alguno, también si forma parte de la literatura y si se podría considerar cuento, por ende, el autor.
    Te lo agradeceré, gracias

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  2. Ah ah ps mas que genial!
    suerte en eso
    ya nos estaremos viendo
    hasta pronto!

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  3. cual es la moraleja de este cuento?

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  4. cual es la moraleja de este cuento?

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