No, no estoy deprimido, todo lo contrario.
La culpa del nombre tan emo de esta entrada –que en algún momento se planteó como la primera de la historia de este blog- la tiene Marcelo Ebrard.
El asunto jala así: para todos los capitalinos que tooodos los días suben (o bajan... porque en algún momento tienen qué hacer una u otra cosa) por avenida Constituyentes, al poniente de Mecsicousiti, es común ver o transitar por estas vueltas en “U” casi invisibles, pero con un nombre por demás horrible: “Retornos deprimidos”.
Chaaaale. ¿Acaso nadie pensó en ellos? ¿Nadie pensó en sus sentimientos O en los sentimientos de quienes transitan por ellas? ¿No hubiera sido mejor bautizarlos como “Vuelta en U invisible”, o “Vueltas Bicentenario"?
Bueno, yo digo.
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