Hay canciones que nos marcan, que nos cambian. Y no es porque tengan una música sublime, una letra excelsa o unos arreglos de nomames: es porque aparecen en momentos clave de nuestra vida.
Así, por ejemplo, mi secundaria estuvo marcada por "Está Knock-out", de H2O (seguramente naaadie la recuerda, de un grupo boricua horrendo con mini-me's de Ricky Martin con su "corte de cabello" -es un decir- a la Muñecos de Papel). Mi paso por la prepa transcurrió entre "Stay" de Lisa Loeb y "La calle de las sirenas", de Kabah. En la universidad me topé gratamente con "Ella es azul", de Volován, y "We are all made of stars", de Moby (cada canción tiene su link, por si su morbo es mayúsculo).
Este año (o lo que va) le toca el turno a "Hasta contar a mil", de Jotdog. Los motivos podrían ser muchos:
- porque soy popero (¡y qué y qué y qué!)
- porque la revolución por fin le está haciendo justicia a María Barracuda, la vocalista
- porque sale Midi, de Moenia (¡viva Moenia!)
- porque el video es un Pixaraso barato, pero con harta actitud de la Barracuda (a-mo-su -ca-ra-de-ba-lle-na-va-ra-da)
- porque la letra está llena de frases muy muy muy celebérrimas (ese "corazón anoréxico" tiene ondita). Aunque le doy la razón Mario: en el fondo lo que dice es MUY triste
- porque el perrito de la portada del disco (supongo que lo es) está cagado
etcétera, etcétera.
Pero mis motivos son menos -o quizá mucho más- elaborados. Dice una escena de Mi Novia Polly:
When you least expect
something great might come along.
something great might come along.
= )